Este himno lo he cantado con la Policía en muchas ocasiones desde que fui su primera Defensora. Siempre que lo he hecho he recordado a los valiosos hombres y mujeres que han dado su vida y arriesgado su integridad para protegernos. A Ana Lira quien quedó ciega en un atentado terrorista en San Juan de Lurigancho. A los héroes de Uchiza que resistieron con coraje a una fuerza superior de Sendero Luminoso sin la ayuda por la que clamaban un 27 de marzo de 1989, acción en la que murieron diez valiosos policías. Serían ascendidos y condecorados muchos años después por el Ministro Rospigliosi. A los tres policías muertos en la toma de la Comisaría de Andahuaylas por Antauro Humala el 1 de enero del 2005; a ellos les rendimos homenaje en el memorial levantado a la altura del Puente de Piedra, a la entrada de esa ciudad.
Muchas de esas muertes eran inevitables, otras no. Pero la gran mayoría de las que hoy ocurren lo son. No queremos sumar más héroes en la Policía Nacional, los necesitamos vivos.
Por eso, esta mañana, escuché nuevamente la monserga de un connotado congresista del APRA sosteniendo que los organismos de derechos humanos lo único que hacen es criticar a la Policía y que nunca la defienden. El mismo falso discurso de Alberto Fujimori. ¡Se parecen tanto en estos temas! Ellos se olvidaron de los héroes de Uchiza, de las casas de las viudas y las personas con discapacidad. Fujimori los sometió a los militares; les robó sus pensiones y sus fondos de bienestar; los alejó de la sociedad y quebró su autoridad. Fueron los defensores de derechos humanos los que si se ocuparon seriamente de los derechos de los policías desde el año 2001, con la gestión de Rospigliosi, Cosa, Basombrío, entre otros.
Lo ocurrido el martes en el bosque seco del Santuario Nacional del Bosque de Pomac en Ferreñafe es una prueba más de la poca importancia que este gobierno le da a la vida del Policía. El operativo policial para cumplir con una orden de desalojo judicial a invasores que estaban ahí hace ya un buen tiempo, ha costado la vida a dos efectivos más. En Córpac no existe Ministro del Interior desde hace tiempo y el presidente García puede esquivar más su responsabilidad. Son 18 los policías que han muerto durante su gobierno.
Existen escenarios de riesgo muy graves y la conflictividad en nuestro país se incrementa día a día. Es una responsabilidad política y sectorial y no policial el prevenir los conflictos, identificar su naturaleza, a los actores , sus demandas y expectativas y actuar con madurez en los acuerdos. El fracaso de la política es el que lleva a la actuación policial y al uso de la fuerza que siempre es el último recurso. Un último recurso que debe operar con eficacia, sobre la base de la inteligencia previa a cualquier operativo.
No es eso lo que sucede. Por eso se enluta cada vez más la familia policial.
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