jueves, 18 de octubre de 2007

El ejemplo de Paniagua



Cuando la historia le dio la posibilidad de mostrarse, al llegar a la Presidencia de la República en el Gobierno de Transición; una vez puesto en esa vitrina implacable, Paniagua mostró lo único que traía consigo: integridad, rigor intelectual, oficio político, prudencia y coraje, capacidad de concertación aunada a la firmeza de sus ideas y convicciones y una profunda sensibilidad social. El pueblo lo apreció y dejó Palacio de Gobierno, el 28 de julio del 2001, con una altísima aprobación ciudadana.

Los políticos como Valentín Paniagua son escasos, lo que es un gran honor para su familia y para quienes lo apreciamos pero un indicador muy preocupante de la situación de los partidos políticos que no forman ni ideológica, programática y éticamente a sus miembros. En el Perú, la mayor parte de las organizaciones ni siquiera pueden llamarse partidos, son la mezcla exitosa o fracasada de un caudillo, mucho dinero y un enganche misterioso con la bronca o con el miedo del pueblo.

Siendo un hombre de partido no padeció el desapego y hasta el desprecio que expresa el pueblo a la llamada clase política lo que prueba que se puede ser de partido y ser, a la vez, depositario de la confianza y del respeto del soberano. ¿Por qué?

Un ingrediente, sin duda alguna, fue su inocultable experiencia de gestión y representación, su solidez ideológica. Sin embargo, más que lo anterior, fueron apreciadas su honestidad y su sencillez. Lo más importante, no obstante, fue su desapego del poder. Eso se desprendía de la forma en que gobernaba, lo percibía la gente, era natural; en ello, no había engaño posible, ni el mejor actor podría imitarlo.

Valentín ejerció la autoridad desde el poder y tuvo la virtud de que no se le adhiriera ni una sola de las partículas siniestras de éste. No hubo en él soberbia ni omnipotencia; no se advirtió en Valentín Paniagua esa sensualidad sórdida que produce el poder en la mayoría de las personas que lo detentan; los símbolos del tener y el ostentar que tanto embelesan a otros políticos, hombres y mujeres en el Perú, amantes de las circulinas, de los aviones privados y la clase ejecutiva, de los guardaespaldas y los edecanes, de las largas antesalas en las que hacen esperar a todo el mundo, de las llegadas tarde, de las amanecidas y las cuchipandas, de los sets de televisión (no importa la empresa que sea y el pasado que tengan), de los altos podios, de las cuatro por cuatro y los salones, de los reflectores a toda costa y las interminables peroratas, de las alfombras rojas y las genuflexiones, de las oscuros acuerdos bajo mesas muy bien servidas.

No siempre estuve de acuerdo con él pero qué privilegio fue haber sido su ministra; cuánto aprendí en tan poco tiempo. Qué gracia que exista una persona en la política que sirva de paradigma para educar y formar, hombres y mujeres jóvenes con esas cualidades.

Valentín nos dijo, a los pocos días de dejar la Presidencia del Gobierno de Transición que “había que tenerle miedo al poder”. Qué buen consejo para quienes creemos que es posible hacer política de otra manera, para servir.

5 comentarios:

Manuel Enrique dijo...

Hola Susana. He puesto algunos recuerdos personales de Valentín en este post. Detalles aparte, su ejemplo y su legado perdurarán.

Saludos

Jocho dijo...

una verdadera lástima que personas menores de 27 años no hayan podido vivir más de un solo año con un gobernante decente

Anónimo dijo...

Nadie es perfecto, paniagua no lo fue, para un puneño como yo, el nos quito la transoceanica y se la llevo a Cusco, su tierra.

Se fue con una deuda para puno.

Javier

Susana Villarán dijo...

Manuel

Leí tu post sobre Paniagua y también el de Luis Hernández, poeta genial y buen amigo. Me gustaron mucho ambos Quise dejar un comentario pero no pude, algo fallaba con mi contraseña. Un abrazo también para ti.

Jocho, el último de mis hijos tiene tu edad y me hizo un comentario similar el otro día cuando hablamos del aniversario de la muerte de Paniagua. Creo que ustedes tienen derecho a tener gobernantes en las municipalidades, regiones y en el país que sean decentes. Más aún, que estén preparados para gobernar generando desarrollo y oportunidades para todos y todas. Eso requiere, de tu lado un compromiso (o como quieras llamarlo): hacer política para que no te la sigan haciendo. Hay muchas formas de entrar en lo público. Esta de la blogósfera es una de ellas.

Jocho. Si a ti como puneño te afectó la decisión de Paniagua sobre el curso de la Interoceánica, a mi me afectó su posición acerca del informe final de la Comisión de la Verdad. Nadie es perfecto, lo que no le quita sus otras cualidades, creo yo.

Gracias por los comentarios.

Nila dijo...

Lo dijo Mafalda de Alfonsín, lo podemos decir nosotros del Señor Valentín Paniagua:
"el único preseindente capaz de demostrarnos que todo eso que nos enseñasn en la escuela puede ser verdad

http://ricardobalbin.tripod.com/mafalda-alfonsin.gif