Juana no sabe que el 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, tampoco su vecina Ignacia y, como ellas, un gran número de mujeres en nuestro país.
Para Juana el día empieza como todos, demasiado temprano. En su colchón duerme aún Felipe quien la noche anterior llegó tomado y la forzó a tener sexo con él; la violó. Juana lo mira, se huele impregnada de olor a alcohol y a sexo no deseado. Juana se ve a si misma en ese pequeño trozo de espejo sobre la batea en la que cada mañana se lava la cara y las de sus cinco pequeños. Se frota fuerte a ver si puede, por fin, sentirse limpia.
Juana se siente sola y también Ignacia a quien le pasa lo mismo. Ellas no saben de DEMUNAS, de Ministerios de la Mujer ni de leyes. Cada vez que las “verdean”, aguantan; así le dijo el juez de paz cuando una vez fue Juana a protestar porque le rompieron la cara y le volaron dos dientes: “¿Qué le habrás hecho pues, aguanta” .
Ni Juana ni Ignacia tienen dónde voltear la cabeza. Por ellas hay que seguir luchando.
Si tienen sentido las conquistas obtenidas por el movimiento feminista y de mujeres en todos estos años como el Ministerio de la Mujer, las Comisarías de la Mujer, las leyes contra la violencia, de igualdad de oportunidades, las DEMUNAS, los Centros de Emergencia Mujer, los Planes Nacionales contra la Violencia hacia la Mujer, las casas de Refugio, entre tantos otros logros (que nadie nos regaló), es para que estas normas e instituciones sean efectivas y de fácil acceso para mujeres como Juana e Ignacia. Mientras ellas y miles como ellas no tengan información sobre sus derechos, ni conozcan qué leyes las protegen, ni a qué instituciones acudir, tendremos que seguir luchando.
Mientras Juana e Ignacia sean maltratadas en las comisarías y las ninguneen, mientras no entiendan el castellano con el que les habla el policía, la Fiscal o el Juez. Mientras Juana e Ignacia sientan vergüenza de haber sido violadas creyendo que es su deber, sin saber siquiera que es un delito el que comete su pareja y que podría terminar en la cárcel si ella lo denuncia.
Mientras ellas amanezcan y se acuesten con miedo, habrá que seguir luchando.
Mientras se tengan que provocar abortos con palos de tejer o brebajes poniéndose en el filo de la muerte, tendremos que seguir luchando. Mientras tantas mujeres aborten porque no tienen alma para ver morir a sus hijos antes de tiempo o sentirse excluidas de cualquier oportunidad para abrirse paso en esta vida tan dura. Mientras no se sientan iguales en dignidad y derechos tendremos que continuar en la brega.
Hemos avanzado mucho pero es aún insuficiente.
Que lo digan Angélica Mendoza y las madres, hermanas e hijas de los desaparecidos que los siguen buscando.
Que lo digan las mujeres que se desplazaron por la violencia.
Que lo digan las mujeres ashániinkas violadas por Sendero o las de Mantas y Vilca forzadas sexualmente por miembros del Ejército.
Que lo digan las trabajadoras ambulantes con sus niños durmiendo dentro de la carretilla en la que venden el emoliente hasta altas horas de la noche.
Que lo digan las trabajadoras de las empresas agroindustriales que se levantan a las cuatro y se acuestan a las 11 de la noche y no pueden más con sus várices y los hongos en las uñas.
Que lo digan las mujeres que tienen la suerte de tener trabajo pero que, al llegar a casa, tienen que lavar, planchar, limpiar, dejar los uniformes listos de los niños y servirle comida caliente y la mejor presa a un hombre o a un hijo que aportan menos que lo que ella trae a casa.
Que lo digan las mujeres regidoras municipales o consejeras regionales que llegaron ahí no por mérito o democracia interna en los partidos, sino porque son pareja de algún político local que tuvo que completar la cuota de género a último minuto y seguir manejando los hilos del poder, como siempre.
Falta tanto, pero ¡qué alegría por todo lo logrado!
Celebremos este 8 de marzo tanto logro y tanta conquista.
Alegrémonos por cada mujer emprendedora y valiente en el campo y en la ciudad, por las constructoras del bienestar y el progreso para ellas y sus comunidades.
Honremos a cada maestra democrática, luchadora y entregada al aprendizaje de calidad de las niñas y los niños.
Sintámonos orgullosas de nuestra capacidad solidaria en cada mujer que defiende a otras mujeres de la violencia.
Sigamos respetando a cada feminista corajuda que sigue hablando claro y fuerte sobre el aborto y tantos otros temas espinosos en un país como el nuestro que sigue cerrando los ojos ante terribles realidades.
Nada ni nadie nos quitará la satisfacción del reconocimiento de esa dignidad por la que hemos bregado tanto.
Miremos con alegría a cada niña que nace y anuncia a la mujer nueva.
Sigamos caminando
La marcha continúa. Insistiendo por más presupuesto para todas las instituciones que están obligadas a generar igualdad de oportunidades laborales, educativas, de salud y para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra nosotras.
Continúa también porque es indispensable lograr más espacios de decisión para nosotras. Somos pocas aún y nuestra voz no se escucha suficiente.
Sigamos formando mujeres para gobernar bien: democráticas, preparadas, concertadoras, respetuosas de las demás mujeres y de los hombres y de nuestra gran diversidad; mujeres honestas y e independientes que no se agachen frente a personajes siniestros como Abimael Guzmán o Alberto Fujimori. Mujeres libres, autónomas y dignas.
Que se sienta nuestra voz.
Que Juana e Ignacia, al estirar sus manos encuentren las nuestras, solidarias.
Para Juana el día empieza como todos, demasiado temprano. En su colchón duerme aún Felipe quien la noche anterior llegó tomado y la forzó a tener sexo con él; la violó. Juana lo mira, se huele impregnada de olor a alcohol y a sexo no deseado. Juana se ve a si misma en ese pequeño trozo de espejo sobre la batea en la que cada mañana se lava la cara y las de sus cinco pequeños. Se frota fuerte a ver si puede, por fin, sentirse limpia.
Juana se siente sola y también Ignacia a quien le pasa lo mismo. Ellas no saben de DEMUNAS, de Ministerios de la Mujer ni de leyes. Cada vez que las “verdean”, aguantan; así le dijo el juez de paz cuando una vez fue Juana a protestar porque le rompieron la cara y le volaron dos dientes: “¿Qué le habrás hecho pues, aguanta” .
Ni Juana ni Ignacia tienen dónde voltear la cabeza. Por ellas hay que seguir luchando.
Si tienen sentido las conquistas obtenidas por el movimiento feminista y de mujeres en todos estos años como el Ministerio de la Mujer, las Comisarías de la Mujer, las leyes contra la violencia, de igualdad de oportunidades, las DEMUNAS, los Centros de Emergencia Mujer, los Planes Nacionales contra la Violencia hacia la Mujer, las casas de Refugio, entre tantos otros logros (que nadie nos regaló), es para que estas normas e instituciones sean efectivas y de fácil acceso para mujeres como Juana e Ignacia. Mientras ellas y miles como ellas no tengan información sobre sus derechos, ni conozcan qué leyes las protegen, ni a qué instituciones acudir, tendremos que seguir luchando.
Mientras Juana e Ignacia sean maltratadas en las comisarías y las ninguneen, mientras no entiendan el castellano con el que les habla el policía, la Fiscal o el Juez. Mientras Juana e Ignacia sientan vergüenza de haber sido violadas creyendo que es su deber, sin saber siquiera que es un delito el que comete su pareja y que podría terminar en la cárcel si ella lo denuncia.
Mientras ellas amanezcan y se acuesten con miedo, habrá que seguir luchando.
Mientras se tengan que provocar abortos con palos de tejer o brebajes poniéndose en el filo de la muerte, tendremos que seguir luchando. Mientras tantas mujeres aborten porque no tienen alma para ver morir a sus hijos antes de tiempo o sentirse excluidas de cualquier oportunidad para abrirse paso en esta vida tan dura. Mientras no se sientan iguales en dignidad y derechos tendremos que continuar en la brega.
Hemos avanzado mucho pero es aún insuficiente.
Que lo digan Angélica Mendoza y las madres, hermanas e hijas de los desaparecidos que los siguen buscando.
Que lo digan las mujeres que se desplazaron por la violencia.
Que lo digan las mujeres ashániinkas violadas por Sendero o las de Mantas y Vilca forzadas sexualmente por miembros del Ejército.
Que lo digan las trabajadoras ambulantes con sus niños durmiendo dentro de la carretilla en la que venden el emoliente hasta altas horas de la noche.
Que lo digan las trabajadoras de las empresas agroindustriales que se levantan a las cuatro y se acuestan a las 11 de la noche y no pueden más con sus várices y los hongos en las uñas.
Que lo digan las mujeres que tienen la suerte de tener trabajo pero que, al llegar a casa, tienen que lavar, planchar, limpiar, dejar los uniformes listos de los niños y servirle comida caliente y la mejor presa a un hombre o a un hijo que aportan menos que lo que ella trae a casa.
Que lo digan las mujeres regidoras municipales o consejeras regionales que llegaron ahí no por mérito o democracia interna en los partidos, sino porque son pareja de algún político local que tuvo que completar la cuota de género a último minuto y seguir manejando los hilos del poder, como siempre.
Falta tanto, pero ¡qué alegría por todo lo logrado!
Celebremos este 8 de marzo tanto logro y tanta conquista.
Alegrémonos por cada mujer emprendedora y valiente en el campo y en la ciudad, por las constructoras del bienestar y el progreso para ellas y sus comunidades.
Honremos a cada maestra democrática, luchadora y entregada al aprendizaje de calidad de las niñas y los niños.
Sintámonos orgullosas de nuestra capacidad solidaria en cada mujer que defiende a otras mujeres de la violencia.
Sigamos respetando a cada feminista corajuda que sigue hablando claro y fuerte sobre el aborto y tantos otros temas espinosos en un país como el nuestro que sigue cerrando los ojos ante terribles realidades.
Nada ni nadie nos quitará la satisfacción del reconocimiento de esa dignidad por la que hemos bregado tanto.
Miremos con alegría a cada niña que nace y anuncia a la mujer nueva.
Sigamos caminando
La marcha continúa. Insistiendo por más presupuesto para todas las instituciones que están obligadas a generar igualdad de oportunidades laborales, educativas, de salud y para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra nosotras.
Continúa también porque es indispensable lograr más espacios de decisión para nosotras. Somos pocas aún y nuestra voz no se escucha suficiente.
Sigamos formando mujeres para gobernar bien: democráticas, preparadas, concertadoras, respetuosas de las demás mujeres y de los hombres y de nuestra gran diversidad; mujeres honestas y e independientes que no se agachen frente a personajes siniestros como Abimael Guzmán o Alberto Fujimori. Mujeres libres, autónomas y dignas.
Que se sienta nuestra voz.
Que Juana e Ignacia, al estirar sus manos encuentren las nuestras, solidarias.
7 comentarios:
"Me estremeció la mujer del poeta, el caudillo
Siempre a la sombra y llenando un espacio vital"
ese poema lo leeremos pronto como historia.
un salud por las mujeres que alzan la voz en el pais del pacto infame.
Como tú bien anotas Susana, también las mujeres que trabajamos para darles un futuro mejor a nuestros hijos, a ese 70 por ciento de mujeres que en la actualidad somos cabeza de familia y tenemos que luchar por sacar a nuestros hijos adelante. Mientras nos observan con la mirada fruncida esperando un error nuestro para enrrostrarnos en la cara que no valemos nada, que no servimos para nada.
Para esas mujeres que no son violadas físicamente sino psicológicamente.
Para todas y para tí ¡un buen día¡
Bravo!
Que bacan Susana.¡Que bacan!
me ha gustado mucho lo que escribes, seguramente a las otr@s chicas y chicos feministas jovenes les alegrará muchas cosas que dices.
Me alegras mucho cuando reafirmas la lucha... y me alegra aun más por que se que tu lucha es una lucha como las que me gustan... creativa, persistente, renovadora, etica y con una motivación muy humna...
Un abarzo desde Huancayo, aqui organizando cosas locas, y hoy la marcha por el día de la mujer.
Suerte mañana en el CF de Fuerza Social.
Salvador Oré -Salvacha
Estimada Susana:
Excelente comentario para una fecha que pasa desapercibida en la mayoría de hombres -debo incluirme por Dios!- en nuestra sociedad.
Sinceramente, no se que sería de los hombres sin uds. las mujeres. Son vitales! no seríamos nada. Claro, siempre habrán problemas, pero son un soporte vital para nuestra vida. Ojalá llegue pronto el día que no sea necesario celebrar un dia de la mujer para que esta sea reconocida, sino que sea un hecho permanente.
Aprovecho la oportunidad para dejar mi mail guillermocollantes@yahoo.com y es que necesito con urgencia comunicarme contigo Susana. En estos días te escribo.
Un fortisimo abrazo,
Atte,
Guillermo Collantes R.
Cuesta creer que aún en los tiempos que corren, las mujeres esten por debajo de los hombres.
Si bien te hablo desde europa y no creas que porque vivimos en el primer mundo las cosas son distintas, pues no difiere mucho.
Recién hace poco se ha aprobado una ley de igualdad entre hombres y mujeres, una ley que la oposición, o sea el partido popular se negó a apoyar.
Entre otras cosas se va igualar el sueldo entre hombre y mujer, es decir, a día de hoy, por un mismo trabajo, el hombre gana más dinero que una mujer desempeñando la misma labor, algo harto injusto.
Sin embargo, esto no es lo más terrible, no sé si has oído hablar en España sobre la violencia de genero? o como algunos periodistas llaman: terrorismo machista.
Te explico.
Hoy han muerto dos mujeres más a manos de sus parejas o ex parejas. Una aquí en Madrid y otra Barcelona, en lo que va de año, llevamos ya 20 mujeres asesinadas, y las muertes se producen casi siempre, porque la mujer decide terminar con la relación o le denuncia por malos tratos. En Febrero una joven peruana de 19 años murió a manos de su novio que la lanzó desde el balcón de su casa en una cuarta planta. Otras han sido quemadas, apuñaladas, una de las mujeres que murió hoy fue acribillada con una escopeta, y así y esto no hay quien lo pare. El gobierno creó un brazalete para que el agresor no se acerque a menos de 100 metros, pero esos aparatos se pueden engañar, en fin, no me quiero extender más, que sino te dejo sin espacio.
Para terminar, me gustaría saber si en Perú suceden estos crímenes, si las mujeres se atreven a denunciar a sus parejas cuando las maltratan.
Eso es todo, un feliz día a la mujer, aunque un poco tarde. Un abrazo para ti Susana y felicidades por este post tan sentido que nos hace recapacitar y querer ayudar, gracias.
Susana estoy de acuerdo con todo lo que has expresado en esta oportunidad y como bien lo sabes lo importante no es describir el mundo sino transformarlo,para empezar debemos desterrar ,en la practica,la equivalencia entre partido politico y rebaño politico al que se recurre solamente en vispera electoral.Mi mail es miguelpemu44@hotmail.com
Lo que falta en el Peru politico es sentimiento,lealtad y honradez
Los apristas son las sanguijuelas de siempre.Le contare que la aduana del callao nos reviso un cargamento de ropa donada de los angeles california y nos entregaron menos de la mitad de ropa aduciendo que hubo una confucion y que la habian entregado a otros donantes .Usted cree que esas personas debieran seguir viviendo? yo creo que no
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