Como en un espejo

Llego luego de dos años. No veo cambios significativos en la Aldea de Plan de Sánchez. Han pasado más de tres años de la sentencia de la Corte Interamericana en la que este tribunal encontró responsable al Estado de Guatemala por la tortura y ejecución de 268 ancianos, mujeres, niños y niñas en esta comunidad del municipio de Rabinal en Baja Verapaz.

Es un lugar maravilloso al que se llega por una escarpada carretera. Rodeada de colinas verdes, la aldea es un mirador a las montañas en las que se elevan los pinos de un verde soberbio; está coronada por un cielo azul translúcido y radiante. Difícil imaginar cómo en ese apacible y hermoso paraje se desató el infierno hace veintiséis años; cómo en medio de esa quietud pudo caber tanto llanto y de qué manera esa paz fue mellada por tan monumental terror.

Fue un domingo 18 de julio de 1982, un día de mercado; los alertaron las granadas, llegarían inmediatamente después los militares y los comisionados. Los arrearon cómo a animales y los encerraron en la casa de la hermana de Juan Manuel y de Benjamín. Ahí fueron golpeados y torturados todos: Los ancianos, las mujeres, los niños y las niñas; en el camino hacia la casa, subiendo la cuesta, violaron y mataron a las “patojas”. Los quemaron a todos dentro.

Algunos hombres del pueblo se habían refugiado en los matorrales cuando les anunciaron que la tropa estaba incursionando en aldeas vecinas; se equivocaron al pensar que los buscaban sólo a ellos y que no se atreverían a dañar a seres indefensos. Sus retinas retendrán siempre las imágenes de la masacre; jamás olvidarán su impotencia.

Todos se fueron. Los espíritus no se iban, erraron reclamando justicia durante largos años en esa aldea fantasma, como en tantas otras, en las cerca de seiscientas treinta aldeas en las que ocurrieron masacres como ésta padecidas por el pueblo maya durante la violencia política. Sólo doce años después los exhumarían y enterrarían en sus cajones de pino, en tres hileras. Sobre sus tumbas construirían el templo que los recuerda a todos, en los que están escritos sus nombres, donde se encuentra dibujado el rostro de Monseñor Gerardi, mártir guatemalteco, las fotografías de muchos de ellos y ellas junto a la de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, las cruces y los símbolos de la religiosidad de esta comunidad maya Achí.

Los ojos de Benjamín siguen siendo insondables y tristes. Nos cuenta lo que han logrado y todo lo que aún falta. La fatiga de una lucha que no acaba nunca. Nos lleva a su casa en dónde acaba de nacer el último de los siete hijos. Una terca apuesta a que la semilla germine y que la muerte no sea la última palabra. En el camino hacia ahí nos ponemos al día, sonreímos. Nos sentimos alegres de encontrarnos nuevamente.

Le cuento del Perú y de lo que está pasando:
—Fujimori, un presidente autoritario y corrupto que dio un Golpe de Estado y que se escapó al Japón, lo hemos logrado extraditar al Perú para que sea juzgado—
— ¿Tan malo cómo Ríos Mont?—
— Parecido— le respondo.

— ¿Sabes— le digo, — allá en mi tierra, un 18 de julio de 1992 entraron a una universidad que se llama La Cantuta, los militares secuestraron y, por un tiempo, desaparecieron a nueve estudiantes y un profesor — .

— Diez años después exactamente Benjamín, el mismo día. Así como tu, como Juan Manuel, como Salvador y como Narcisa Corazón; allá en mi pueblo, Gisela y Raída, una hermana y una madre de las víctimas, lucharon sin cesar todos estos años. No se cansaron como tampoco ustedes. Encontraron sus cuerpos calcinados, los enterraron, buscaron justicia en el Perú y, también como ustedes, llegaron a la Corte Interamericana. Como ustedes Benjamín, a ellos también la Corte les dio la razón. Hoy están juzgando a quien supo que eso estaba ocurriendo y no hizo nada para detenerlo—.

— Escríbeme el nombre Susana—

Me da un papel y anoto: “La Cantuta, 18 de julio de 1992, Lima, Perú. Nueve estudiantes y un profesor secuestrados, enterrados, calcinados. Recuperados por la valentía de periodistas, de un militar y sobre todo de los familiares. El presunto autor, Alberto Fujimori, está siendo juzgado”.

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— Hay esperanza Susana—

— Si Benjamín —