El domingo en su columna Controversias en Perú 21, mi buen amigo Fernando Rospigliosi dijo que el Perú es una "ruleta rusa: El futuro del Perú es imprevisible. La combinación de amplios bolsones de pobreza con inexistencia de partidos políticos es altamente explosiva". Quienes estamos en la tarea de construcción de un partido con ideario, programa, candados éticos; promoviendo liderazgos democráticos y una organización a nivel nacional como es Fuerza Social, sabemos de lo que habla Rospigliosi. Nacimos como producto de la fusión de partidos regionales con el PDS (al cual he pertenecido desde 1999), que hoy son gobierno en tres regiones, en 25 provincias y más de cien distritos del país. Nadie nos puede decir lo que se experimenta cuando, como los salmones, nadamos contra la corriente para sembrar una organización partidaria. Una institución que sea digna de llamarse tal, capaz de intermediar y de representar, con cuadros formados para gobernar y con capacidad de incidir en mejorar la vida de la gente en la gestión de gobierno en la que ya está empeñada Fuerza Social. Por cierto, con mayor representatividad de la que tienen quienes están en el Congreso, elegidos en abril del 2006 y deslegitimados en noviembre del mismo año. Sus partidos "nacionales" no lograron siquiera el gobierno de una región.Es muy difícil construir organización partidaria en un país con una cultura democrática tan débil; con una guerra que barrió a una generación de líderes partidarios y sociales que eran recambio político; con una perversa tradición clientelista y autoritaria, llevada al extremo por el hoy acusado Fujimori en sus 10 años de gobierno.
¡Qué diferencia con realidades políticas como la chilena, la colombiana, la brasileña, la uruguaya por mencionar algunos países vecinos que han pasado por tormentas o que están en ella y sus sistemas partidarios funcionan para defender la institucionalidad democrática y representar intereses de sociedades plurales.
Perú es pobre también en lo político. Basta ver en lo que se ha convertido el Partido del Pueblo en este segundo gobierno (regalado por el miedo) que no puede estar más a la derecha. La evaporación de la derecha que no necesita de partidos porque ya gobierna con Alan. Una izquierda decimonónica que se sigue peleando con la idea democrática, siguiendo a Chávez, por ejemplo.
Por ello, desde esta izquierda democrática, descentralista y moderna que propone nuevas formas de vivir y producir, como lo hace Autogobierno Ayllu en el Cusco; de gobernar, como lo hacen Jesús Coronel y Fuerza Social en Cajamarca, Vladimiro Huároc con Convergencia Regional Descentralista en Junín, César Villanueva con Nueva Amazonía en San Martín, el partido Ayni con Martín Soto en Huancavelica, entre otros, invitamos a que participen quienes son conscientes de esta gran necesidad de crear partidos y fortalecer el sistema de partidos en el Perú a que no se pongan de perfil.
No podemos, nuevamente, en el 2011, dejar que otros nos coloquen entre el vértigo y la náusea.



